"La ballena azul", el peligroso juego que se está viralizando por el mundo.
Como muchos de ustedes habrán escuchado, existe un juego macabro apuntado al público adolescente que consiste en una serie de 50 retos que son publicados a través de grupos privados en redes sociales. Los administradores proponen distintas pruebas y a medida que avanzan los días, los adolescentes deben cumplir esas consignas que cada vez se ponen más intensas. Desde ver, sin interrupciones, más de 24hs. de películas de terror hasta cortarse el brazo para crear un “dibujo” de la ballena azul en distintas partes del cuerpo. El último desafío, quitarse la vida.
Hasta hace poco, se creía que el juego correspondía sólo a Rusia donde provocó una ola de más de 130 suicidios. No obstante, en los últimos días se registraron casos en Brasil, Colombia y Uruguay.
¿Cómo llegan los chicos a participar de este desafío? ¿Por qué quedan retenidos?
Los administradores contactan a los chicos a través de invitaciones a grupos privados de redes sociales. En Latinoamérica, se da mediante Facebook y Whatsapp. Incluso entre los mismos adolescentes circulan invitaciones. El juego comienza por retos sencillos como dibujar una ballena o hacer un comentario en el muro de su red social en referencia a “la ballena azul”. Estas pruebas se intensifican con el paso de los días, así como deben ver vídeos también se les pide comunicarse con el administrador, subir fotos de cada desafío y hacerse varios cortes por distintas partes del cuerpo.
Además, les proponen pruebas desbastadoras psicológicamente donde intervienen los miedos de los adolescentes y el aislamiento. Si una de las víctimas decide abandonar el juego, el administrador comienza a extorsionar al adolescente hasta llevarlo a un estado desesperante. La “ballena azul”, amenaza con dañar a sus seres queridos o hacer pública la información personal compartida en el grupo a lo largo del juego.
¿A qué signos estar alerta?
• Comentarios en sus perfiles de las redes sociales que hagan referencia al juego: “Soy una ballena” “Ballena azul”, etc.
• Estar alertas cuando los adolescentes cambian la pantalla al ver a un adulto acercándose a la computadora.
• Despertarse en la madrugada para hacer distintas actividades como ver videos, escuchar música o incluso salir de la casa.
• Encontrar dibujos o fotos relacionados con la ballena.
• Prestar atención a actitudes extrañas y cambios de humor.
• Estar atentos a si el adolescente presenta cortes en el cuerpo, lastimaduras, moretones, etc.
¿Qué hacer y cuál es el rol de los adultos en estos casos?
• Generar un diálogo fluido entre con los adolescentes para conocer qué es lo que hacen en Internet, en lugar de alejarse y dejarlos solos en estas actividades. Siempre respetando su privacidad.
• No hay que negarles el acceso a Internet. No los podemos privar de conocer y disfrutar de un medio de comunicación y aprendizaje tan rico, porque, además, con él están adquiriendo habilidades que van a necesitar para el futuro.
• Establecer un equipo entre los padres, donde trabajen en conjunto y coordinen "reglas" para transmitirles el mismo mensaje a sus hijos.
Proponemos una serie de preguntas disparadoras para impulsar el diálogo entre padres e hijos
1. ¿Qué redes sociales estás utilizando?¿Qué aplicación tenés instalada en el celular?
2. ¿Qué tipo de información intercambias en esa red social o aplicación?
3. ¿Qué te divierte?¿Por qué la utilizas?
4. ¿Revisaste las configuraciones de privacidad?
5. ¿Perteneces a algún grupo privado o público?¿De qué se trata?
6. ¿Publicas información sensible como tu ubicación, el domicilio, la escuela a la que vas, en sitios web públicos?
7. ¿Hay alguna persona que te esté molestando en redes sociales? ¿Viste alguna agresión a algún amigo?
Todos los días, la tecnología nos presenta nuevos escenarios a los adultos. Como inmigrantes digitales, necesitamos informarnos para estar cerca de los más chicos. En este aspecto, en este tipo de situaciones nos tenemos que incomodar, meternos en ámbitos que, incluso nos cuesta entender. Pero precisamos tener información para acercarnos a los chicos y conversar con ellos. Es la única manera de acompañarlos en la experiencia en el ciberespacio y evitar esta clase de acciones. Hoy nos toca lidiar con este juego, el día de mañana puede ser otro. Como adultos, nuestro rol es acompañar al adolescente.
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